Se propaga con la misma facilidad que la gripe invernal habitual, que infecta a millones de personas cada año.
Cálculos iniciales indican que entre 25 y 30% de los familiares se contagian cuando alguien la lleva a su casa.
Carece
de los rasgos genéticos que volvieron tan mortífera la pandemia de 1918
y no parece tan virulenta como la gripe aviar, estudiada por los
científicos desde hace años. Si bien, México reportó varias muertes, en
Estados Unidos la infección es menos grave, hasta el punto de que la
mayoría de los casos ni siquiera requirieron tratamiento médico, según
los Centros de Control y Prevención de Enfermedades.
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